jueves, 21 de abril de 2011

Piedra a piedra, poemas de Hernán Vargascarreño



Trenes nacionales

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Se sabe también de los trenes que regresan entre neblinas, en religioso mutismo, antes de amanecer. Leves invaden con su larga sombra la estación, y allí se instalan en absoluto silencio, como respirando alivio a su memoria de tantas rutas ya vejadas. Apenas clareando, huyen con su esperpento sin rumbo conocido, pero antes borran su jornada de toda memoria humana para no atreverse siquiera a humillar la vida.

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Algunos se atreven a hablar de un tren que nadie ha visto, de un tren que solo es rumor de irrealidad con su visaje de lunas sonrosadas que apenas se transparentan en el azul. Describen su paso hacia el medio día, mudo e invisible, pero latente en su irrealidad. Y aseguran que solo lo delata su deseo de ser, la terquedad de su memoria de la dicha. Cuando pasa, deja al dia bellamente herido y un color indefinido ondea temblando en el tiempo.

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Y gracias a los buenos dioses también suele pasar el tren de la dicha, el más deseado por sus sombras iluminadas. Cuando llega, se instala en los sueños de los más ancianos y los rapta a la patria de su niñez. Justo antes del alba los regresa con su carga de aventuras e ilusiones, y cuando despiertan, ni quieren morir ni le temen a la muerte.


Poemas del libro Piedra a piedra, Premio Nacional de Poesía José Manuel Arango (2010)


1 comentario:

  1. Es bien interesante cómo toma fuerza el poema en prosa hoy en día en Colombia. Un libro hermoso este de Hernán, de categoría mayor. Hay otro libro muy bello en la misma tónica, de Fernando Herrera, Diario de Santa Ana, creo, ganador de un premio del ministerio hace unos años.

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