jueves, 12 de febrero de 2009

Claves para cruzar el espejo, por Lauro Zavala


El sabor del tiempo de Nana Rodríguez:
Claves para cruzar el espejo

Lauro Zavala
Nana Rodríguez es una investigadora y escritora colombiana. Además de haber escrito unos Elementos para una teoría del minicuento, es autora de varios títulos de minificción y poesía.
En el sabor del tiempo, nana Rodríguez reúne una serie de 48 minificciones en las que ofrece alegorías de la creación y la crítica a través del juego de silencios, ecos y cantos de cortísimo metraje. Se trata de textos que van del aforismo irónico a la narrativa que nunca excede la frontera de las 125 palabras.

Del otro lado del espejo siempre hay alegorías, metáforas e imágenes en clave. Este volumen contiene en miniatura numerosas teorías del tiempo y de la escritura, de la música, los sabores, la poesía y el arte. A partir de paradojas y breves cantos a la noche , las ciudades y la luna, El sabor del tiempo logra, por implicación suprema y a través de una inversión del sentido común, un tono que paulatinamente pasa del juego a la gravedad filosófica, y de una ironía lúdica al distanciamiento lúcido.

Este repositorio de metáforas es producto de una sensibilidad que coincide con el espíritu de los tiempos y que a la vez se nutre de los clásicos, con quienes dialoga: Plauto, Dante, Galileo, Simónides, Galeno, Americo Vespucio, Einstein ,Colón, Cortázar. Científicos, artistas, viajeros, filósofos y escritores convertidos en personajes con su propio sabor a tiempo.

Aunque las metáforas sobre el universo y sobre el valor del tiempo son accesibles de inmediato , los efectos poéticos que pueden producir en el lector son como detonantes de acción prolongada . Cada texto encapsula un universo poético y filosófico en pocas líneas , acompañado por el excipiente de la narrativa. Esta estrategia facilita la lectura.

Pero como toda cápsula con excipiente natural , su efecto se extiende a largo plazo, mientras el lector rumia el follaje filosófico que ofrece este remanso textual.

Otros escritores buscan una sola alegoría a lo largo de una extensa novela . En cambio, este libro nos recuerda que los poetas, los locos, los filósofos y los autores de minificciones tienen la virtud de la elipsis.

Aquí la autora construye un sistema de analogías , que son reconstruidas por un lector cómplice . Pero también durante la lectura se inicia otra escritura : la del tiempo del lector, la que se ordena a partir de un reajuste en su cosmovisión particular.
En cada minificción el lector se recupera a sí mismo a través de la lectura de lo que la autora propone como espejo. Pero no es un espejo que refleje su imagen , sino un espejo para ser cruzado y para encontrar un universo poblado de alegorías literarias, No por ello es casual que en algunos casos (45-51) estas alegorías son precisamente acerca de la escritura , los libros, la memoria, la edición, la lectura, las bibliotecas, los libreros y las palabras.

Precisamente en “Minificción” , Alicia prefiere el espejo a la pantalla de la computadora pues añora “el olor de las flores vivas”(55). En otros casos, simplemente se desfamiliarizan los términos cotidianos. En “Al pie de la letra”, por ejemplo, se juega con las paradojas de la creación :
Un poeta críptico se hizo famoso porque acostumbraba colocar notas a pie de página a sus poemas. Con el tiempo, los lectores ansiosos compraban sus libros para gozar la poesía que brotaba silvestre de sus notas a pie de página.(32)

En estos ejercicios de relativización del sentido común , la estrategia para salir de la escritura infinita es a través del suspenso seductor. En este almacén de alegorías , la magia de la minificción radica en la exploración irónica de las estrategias de la alusión.
Reseña publicada en el libro "La minificción bajo el microscopio", 2005

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